En determinados casos los adolescentes pueden llegar a suspender intencionalmente para encajar socialmente. Este fenómeno está relacionado con la presión social de grupo y la necesidad de aceptación que en los últimos años se ha ido generando a través de las redes sociales, especialmente en estos años en los que los estudiantes tienen una alta preocupación por su imagen y su validación.
Un estudio realizado por particularprof.es revela que hasta un 19,3% de los alumnos creen que por suspender o no esforzarse podrán encajar socialmente, ser aceptados por otros alumnos y evitar ser etiquetados como «frikis».
Según este mismo informe, el 33,2% de los jóvenes de 14 a 18 años han declarado que, en su ámbito social, el hecho de sacar buenas notas era un motivo para poder ser rechazado socialmente o incluso ridiculizado.
Las presiones sociales no solo afectan las calificaciones, sino también la salud mental de los estudiantes. Se ha demostrado que un 21,8% de los adolescentes sufren de ansiedad y estrés debido a la continua presión por encajar, y hasta un 15,7% de estos estudiantes reconocen que su autoestima se ve afectada directamente por el miedo a ser considerados «frikis».
Particularprof también extrae que casi la mitad de los jóvenes (49,4%) modifica aspectos de su personalidad o intereses en redes para lograr mayor aceptación. Este hecho viene principalmente de las redes sociales, donde los estudiantes se esfuerzan por tener elevados estándares de popularidad y una aceptación, haciendo así una imagen distorsionada de sí mismos y ofreciendo a su público lo que quieren ver de ellos.
Los datos revelan que todo esto perjudica tanto en el desempeño escolar como en la salud mental de los jóvenes. La presión social, fomentada por las redes y las normas de aceptación, está impulsando a numerosos jóvenes a esconder su esfuerzo y habilidades por temor a ser rechazados.
Este comportamiento suele darse en entornos donde el éxito académico no es socialmente recompensado, y donde encajar con el grupo tiene más importancia que el rendimiento escolar. Sin embargo, no es un patrón generalizado y depende de factores como la autoestima del adolescente, su entorno familiar y escolar, y su grupo de amigos.
Es importante que tanto padres, como profesores, trabajen juntos para promover una cultura de aceptación y bienestar emocional. Las familias son la base del refuerzo de la autoestima de los adolescentes y de la inculcación de valores positivos relacionados al esfuerzo y la dedicación. Por otro lado, en los centros educativos deben fomentar ambientes seguros y respetuosos.